Real Alcázar | Monumentos de Sevilla

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Un alcázar es un castillo español. Etimológicamente, la palabra alcázar viene del árabe القصر -al qaçr- que significa ‘fortaleza‘, que en latín es castellum (castrum). Varias ciudades españolas tienen un alcázar.

El de Sevilla se utiliza como lugar de alojamiento de los miembros de la Casa Real o personalidades que visitan la ciudad. Se compone de diversos edificios de diferentes épocas. La fortificación original se construyó sobre un antiguo asentamiento romano, y más tarde visigodo. Posteriormente pasó a ser basílica paleocristiana (San Vicente Mártir), donde fuera enterrado San Isidoro.

 

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Periodo islámico

Empezó a tomar su aspecto de fortificación palaciega, tras la conquista de Sevilla en 712 por los árabes; que ya desde el año 720 utilizaban el recinto como residencia de sus dirigentes. En el año 884 la fortaleza contribuyó a evitar una invasión vikinga de la ciudad.

Desde su construcción inicial árabe, el conjunto incluía varios recintos, como la Casa de los Príncipes, viviendas que en el siglo IX iban desde la Plaza del Triunfo hasta el Barrio de Santa Cruz.

El primitivo palacio islámico es de la misma época que la Alhambra de Granada, que se amplió con la vivienda de los emires en el siglo XI. También en el siglo XII se siguió fortificando y añadiéndole estancias como el Alcázaro Palacio de las Bendiciones. Un siglo después los almohades sumaron más patios y palacios. Actualmente solo se conservan del Palacio Islámico el Patio del Yeso, la Sala de la Justicia, el Patio del Crucero (convertido poco después en los Baños de doña María de Padilla), el Patio de la Casa de Contratación y las murallas que rodean al conjunto monumental.

 

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Periodo cristiano

Tras la toma de la ciudad por el rey Fernando III en 1248, se convirtió en alojamiento real. Su hijo Alfonso X el Sabio llevó a cabo las primeras reformas tras la conquista, ordenando en 1254 construir tres grandes salones en estilo gótico. En 1364, Pedro I de Castilla decidió erigir el denominado Palacio Mudéjar, que fue el primer palacio de un rey castellano que no estaba protegido tras los muros y defensas de un castillo, y alcanzó el aspecto mudéjar que hoy conserva y asombra por su riqueza y ornamentación. En 1366, cuando estuvo terminado el nuevo palacio, estalló una guerra civil que enfrentó a Pedro I con su hermanastro Enrique II, y que terminaría con la muerte de Don Pedro en 1369, por lo que no parece que el rey Pedro pudiera disfrutar el nuevo palacio por mucho tiempo. El Palacio de Pedro I es considerado el más completo ejemplo de la arquitectura mudéjar en España.

Posteriormente se levantaron la Capilla Gótica, el apeadero, el Patio de la Montería y los Grutescos de los jardines.

 

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El Alcázar y la monarquía española

A lo largo de la historia, los Alcázares han sido el escenario de diversos acontecimientos relacionados con la Corona española. En 1477 los Reyes Católicos llegaron a Sevilla, utilizando el recinto como aposento, y un año después, el 14 de junio de 1478, nació en el palacio su segundo hijo, el príncipe Juan. Se conoce que este parto real fue asistido por una partera sevillana conocida como «La Herradera» y que contó con la presencia, como testigos designados por el rey Fernando, de Garci Téllez, Alonso Melgarejo, Fernando de Abrejo y Juan de Pineda, según marcaban las normas castellanas, para disipar la menor duda de que el hijo era de la reina. En 1526 se celebró en el Alcázar la boda de Carlos I con su prima Isabel de Portugal.

En 1823, con motivo de la intervención militar de los Cien Mil Hijos de San Luis, la familia real, con Fernando VII a la cabeza, residió en Sevilla durante dos meses, en los que el Alcázar sirvió de residencia real. Coincidiendo con esta estancia real, el 17 de abril de 1823 nació en la ciudad, el infante Enrique de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, hijo del infante Francisco de Paula de Borbón y Luisa Carlota de Borbón-Dos Sicilias, y al que el rey Fernando VII le concedió, algunos días después de su nacimiento, el título de Duque de Sevilla.

Por decreto de 22 de abril de 1931, el Gobierno de la II República española, a propuesta de su ministro de Hacienda, Indalecio Prieto, cedió el Alcázar y sus jardines al municipio de Sevilla. El último acontecimiento relacionado con la monarquía fue el 18 de marzo de 1995, en que se celebró el almuerzo y recepción con motivo de la boda de la Infanta Elena, hija del rey Juan Carlos I, con Jaime de Marichalar.

 

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